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Lavatrefilas serie CL
Las nuevas máquinas lavatrefilas Micropi están construidas para el lavado de trefilas circulares y rectangulares. El ordenador de mando es la llave de las prestaciones SUPER de las lavatrefilas. La característica peculiar de las máquinas es el sistema de gestión de los movimientos de microprocesadores o computarizado. Con este sistema se efectúan y se memorizan programas de lavado ad hoc, trefila por trefila. No es necesaria ninguna regulación mecánica para lavar una trefila, el ciclo de lavado consiste sólo en introducir la trefila en los apropiados alojamientos, cerrar la tapa y digitar el número de la trefila. El ordenador realiza todo lo demás.
La necesidad de tener programas de lavado distintos de una trefila a otra es evidente: formatos de pasta distintos presentan orificios de alimentación distintos y por lo tanto requieren ciclos y tiempos de lavado distintos, en algunos casos con trefilas de diámetro igual incluso cinco veces superior. Hacer un programa de lavado significa definir áreas de lavado, el número de los ciclos (repetición del ciclo), las dimensiones y el número de la trefila.
La programación se efectúa posicionando la trefila en la máquina y definiendo las zonas de lavado desplazando los brazos mediante las flechas en el teclado. Una vez definidas las zonas de lavado (aquellas con orificios) el ordenador las subdivide automáticamente en función del diámetro de las toberas optimizando de esta manera los tiempos de lavado. El sistema es interactivo, por lo tanto muy sencillo. De esta manera se evitan dispersiones de agua y tiempo. La trefila se lava exclusivamente donde es necesario y además se limita el desgaste de las partes mecánicas dado que el movimiento no es continuo.
Dispositivo ecológico opcional Muy interesante es el dispositivo ecológico, los trozos de pasta que salen de las trefilas por efecto de la presión del agua se transportan inmediatamente fuera de la máquina. De esta manera se evita que los mismos se detengan en el compartimento de lavado donde tenderían a disolverse y por lo tanto a contaminar el agua de lavado que luego se descarga en los alcantarillados. Se sabe en efecto que la pasta disuelta en el agua forma ácido láctico, nocivo para el medio ambiente.
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